miércoles, 17 de abril de 2013

¿Queremos cambiar el mundo? Empecemos por cambiar nosotros mismos.

Si hay algo que me gusta de las redes sociales es el beneficio que nos genera compartir, y es que no sólo se comparte música o fotos en estos entornos online, sino también contenido. Hoy gracias a Facebook he dado con un artículo de Miguel Ayuso publicado en el diario “El Confidencial” sobre Claudio Naranjo, psiquiatra chileno y una de las figuras más relevantes del humanismo contemporáneo. 

Dada la situación política, social y educativa en la que nos encontramos actualmente, es posible que más de uno de vosotros comparta, si no todas, algunas de las ideas que transmite Claudio. Listaré, a mi modo de ver, algunas de las más interesantes: 
  • Hoy la educación está al servicio del poder y las empresas. Hay una voluntad política para que la educación sirva para tener a la persona dormida, para que forme parte del rebaño. 
  • En la escuela ideal se acompañaría a los procesos de aprendizaje, se fomentaría la creatividad y se ayudaría a los niños a saber, sin la presión de las clasificaciones. Los exámenes son trabajo, no educación. 
  • Hemos conocido revoluciones políticas e ideológicas, y lo que ahora ocurre es una revolución de la consciencia. 
  •  La educación debería ser la institución que liderara este cambio, debería estar a la cabeza, pero es la más obsoleta. 
  • La transformación, por tanto, no vendrá de manos de un cambio político. La educación cambiará, si es que cambia, porque cambian los individuos.
  •  El colapso del sistema es nuestra única esperanza para construir algo mejor. 
 Pero si en algo estoy de acuerdo con Claudio es en su misión: trasmitir la idea de que es necesario cambiar este mundo, y de que ese cambio tiene que empezar en nosotros mismos. Y es que en ocasiones podremos pensar, ¿y qué puedo hacer yo para que cambien las cosas? Seguramente nos sintamos pequeños e insignificantes, incapaces de luchar contra ese gigante que es el sistema. Sin embargo, si cada uno de nosotros aportamos nuestro granito de arena -y empezamos a cambiar -, entre todos podremos mejorar las cosas. No importa cuando, lo que importa es que lo consigamos. 

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sábado, 13 de abril de 2013

¿Quién nos enseña a enseñar?

Hoy he leído un artículo de Mª Jesús Blasco Mayor sobre la Enseñanza de Lenguas Asistida por Ordenador (ELAO) y el desarrollo de la comprensión oral. En él explica la posibilidad tan grande que ofrecen las nuevas tecnologías para desarrollar la comprensión oral, una habilidad clave en la adquisición de una lengua que ha sido desatendida durante décadas. 

 Mª Jesús propone ideas, herramientas y estrategias para desarrollar esta destreza a través de la ELAO. La lectura me ha hecho reflexionar sobre lo poco que, tanto alumnos como profesores, nos estamos beneficiando de la enorme cantidad de herramientas tecnológicas que hay a nuestro alcance. Parecemos mostrarnos reticentes al cambio, a abandonar las viejas costumbres. Vivimos en la era digital y de sobra sabemos lo presentes que están las TIC en nuestro día a día. Hablamos y hablamos de la importancia de aplicar las nuevas tecnologías a la educación, sin embargo, en muchos institutos el uso de éstas se limita a llevar a los alumnos a la sala de ordenadores y a usar PowerPoint tanto en las explicaciones de profesores como en los trabajos de los estudiantes. Pero a los profesores, ¿quién nos corrige lo que estamos haciendo mal? ¿Quién nos enseña a enseñar? 

 CAP y Máster de Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato

Aquí es cuando debemos mencionar el CAP, un curso con el que acreditabas tu capacitación como docente y que ahora ha sido sustituido por el Máster del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato. En él se da teoría pedagógica pero no se aprende a enseñar, principalmente porque es algo que sólo se consigue a base de práctica. Por tanto, no es una cuestión tanto de qué método usar, si no de cómo usarlo, de ponerlo en práctica. 

Pensemos en el período de prácticas de este curso –ahora Máster-. Si bien se ha ampliado con respecto al CAP, sigue siendo insuficiente. Para acceder a la profesión de profesor, se debería pasar un período exhaustivo de prácticas, seriamente tutelado, en el que obtuviéramos feedback tanto de la observación de la práctica de otros profesores como de las correcciones que éstos hicieran de la nuestra. 

 No estaría de más también dedicar menos tiempo al estudio de corrientes metodológicas, legislación, teoría pedagógica… y dar más importancia a los aspectos funcionales de la docencia, como son los supuestos prácticos, control de aula, resolución de conflictos, problemas de disciplina, necesidades especiales, etc, pero siempre abordándolos desde el “qué hacer” en lugar del “en qué consiste”.

 Sin embargo, a día de hoy, esto no ocurre y acabamos siendo autodidactas. Los primeros años como profesor, sin prácticamente experiencia en docencia y sin haber recibido las nociones prácticas necesarias, ¿qué hacemos? Quizás lo que hasta ahora ha sido normal: actuar a imagen y semejanza de la idea que tenemos de profesor, el profesor del siglo XX. Y es esto lo que se debe cambiar. Debemos progresar, observar y obtener feedback de docentes innovadores que nos enseñen a mejorar todo lo que se está haciendo mal. 

 CAP o Máster, es indiferente, la realidad es que la formación práctica del profesorado es actualmente muy insuficiente y, junto al sistema educativo en general y su falta de adaptación a las nuevas necesidades del siglo XXI resultan en una educación con un elevadísimo índice de fracaso escolar. 


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Periódico El País, La estafa del enseñar a enseñar.